Jamón Gran Reserva 2014 – 46 joyas irrepetibles, once años de historia

1.750,00

No todos los jamones son iguales. Hay piezas que, por su historia, su cuidado y su maduración, trascienden lo común para convertirse en auténticas joyas gastronómicas. Un jamón de la añada 2014 no es simplemente un producto curado; es una obra del tiempo, un testimonio de paciencia, respeto y tradición.

Han pasado más de once años desde que esta pieza comenzó su proceso. A lo largo de este tiempo, el jamón ha vivido una transformación lenta y profunda. Cada estación, cada cambio de temperatura, cada brisa del secadero natural ha dejado su huella en él. Este largo periodo de curación ha permitido que los aromas se concentren, que la textura se vuelva más compleja y que el sabor alcance una intensidad y una profundidad que ningún jamón de curación estándar podría ofrecer.

Disponibilidad: 19 disponibles

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Descripción

Respetar este tiempo es fundamental. No se trata solo de contar los años, sino de comprender todo lo que ha ocurrido durante ese proceso: la espera, el silencio, la dedicación de una familia que ha sabido cuidar cada detalle. Por ello, un jamón de 2014 no se degusta con prisa. Se admira, se huele, se saborea con conciencia. Es una experiencia sensorial que nos conecta con el paso del tiempo y la sabiduría de quienes lo entienden.

Esta pieza es, sin duda, diferente. No es para todos los días, sino para los momentos que merecen ser recordados. Porque así como el vino reserva se respeta por su añada, un jamón con más de una década de maduración merece el mismo reconocimiento.

Un jamón escogido, marcado por la intuición de una familia,
Reposó  paciente en la oscuridad, donde el cuidado, el aire, la calma y

el tiempo harían su obra.

Desde entonces, once años han pasado.

Durante más de 4.000 días
Once inviernos, diez veranos.

Junto a mis hijos, Javier y Guillermo, hemos cuidado estas piezas como quien cuida lo que ama. Nuestro hogar es también nuestro oficio, y en cada gesto, en cada día de trabajo,

Transmitimos lo que somos.

Apartar, en silencio, 46 piezas. Solo 46.
Las más nobles, las más plenas.

Las que contenían la promesa de un tiempo largo.

Una decisión que no respondía a la lógica inmediata.

No fue un cálculo, fue una certeza íntima,
como quien guarda algo valioso sin saber aún
cuándo será su momento.

No son solo jamón:
Sabiduría convertida en grasa viva.
Un susurro antiguo que ahora se hace voz.

Un saber hacer transmitido con cuidado y devoción.

Hoy, les damos paso. Porque todo lo que hemos aprendido, todo lo que hemos sentido, vive dentro de ellas.

Una gran montanera

Esto ha sido posible gracias a que el año 2013, la montanera del 2014 fue extraordinaria.

Se dieron las condiciones perfectas de lluvia, temperatura, hierba y fruto, lo que propició una abundante cosecha de bellota en las dehesas.

De esa campaña irrepetible se seleccionaron únicamente las piezas más grandes, jugosas y generosamente cubiertas de grasa. Joyas de una añada única que, desde entonces, han sido atendidas con paciencia y esmero, manteniendo su hidratación para preservar su complejidad con el paso del tiempo.

Todo ello, en un entorno que respeta el ritmo natural de la curación, sin más influencia que el clima y el cuidado constante.

Estas piezas han atravesado un proceso de deshidratación de más de diez años, concentrando su sabor hasta alcanzar una intensidad profunda, en la que la grasa adquiere un carácter umami excepcional y la fibra del músculo se transforma en una textura densa, rica y persistente.

El paso del tiempo y la paciencia se convierten en ingredientes tan importantes como la materia prima.

 

 

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